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Publicado en 14 octubre 2024 • Lectura: 9 min read
Actualmente, las preocupaciones medioambientales están en el centro de la toma de decisiones de muchas empresas, y la logística no es una excepción a esta tendencia. La logística verde, también conocida como logística sostenible, se ha convertido en un gran desafío para los transportistas, proveedores de logística y distribuidores. Pero, ¿cómo se puede navegar a través de todos estos estándares y soluciones verdes?
Este artículo pretende ser una guía práctica para ayudarte a navegar por este laberinto de limitaciones y problemas:
La Logística Verde, gracias a las innovaciones logísticas, permite a los transportistas reducir su impacto medioambiental. Al adoptar este enfoque, las empresas de transporte ganan en eficiencia y satisfacen las expectativas de los clientes en términos de responsabilidad ecológica.
Si trabajas en el sector del transporte, la logística o la distribución, seguramente habrás oído hablar de la logística verde. Este concepto incluye todas las acciones orientadas a que tus actividades sean más respetuosas con el medioambiente, manteniendo al mismo tiempo tu rendimiento.
La logística verde incluye medidas como la reducción de emisiones de CO2, la optimización del uso de recursos y energía, el desarrollo de una economía circular y la gestión sostenible de los residuos. Pero eso no es todo: también busca proteger la biodiversidad reduciendo el impacto de las infraestructuras logísticas y del transporte en los ecosistemas naturales.
En Europa, la emergencia climática está obligando a los actores de la logística a revisar sus prácticas, con el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. La logística verde ya no es una opción, es una necesidad. Pero también representa una oportunidad para innovar y transformar tu negocio, reduciendo al mismo tiempo tu huella de carbono.
Para entender mejor los problemas a los que se enfrenta la industria logística, echemos un vistazo a cinco grandes retos medioambientales y las medidas legislativas asociadas a ellos.
El transporte de mercancías, la gestión de almacenes y la distribución son responsables de una parte importante de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). El sector del transporte en Europa es responsable del 25% de las emisiones de CO2, y en 2020 el transporte de mercancías por carretera representó aproximadamente el 77% de las emisiones de la UE.
El objetivo es ambicioso: reducir las emisiones de GEI en un 55% de aquí a 2030, en comparación con los niveles de 1990, de forma que Europa se convierta en el primer continente neutro en términos climáticos. Este objetivo se ha reforzado con respecto al anterior objetivo de una reducción del 40% para alinearse con el objetivo más amplio de convertirse en carbono neutro de aquí a 2050. En Francia, por ejemplo, las empresas de transporte ya están obligadas desde 2015 a declarar a sus clientes las cantidades de gases de efecto invernadero emitidas por el reparto que realizan, de conformidad con el Código de transportes. Pero a partir de ahora, todas las empresas con más de 500 trabajadores también deben declarar estas emisiones indirectas en su contabilidad de carbono.
Además de las emisiones de CO2, el transporte es responsable del 40% de las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), del 11 al 15% de las partículas finas (PM 2,5) y del 10 al 15% de los compuestos orgánicos volátiles (COVNM). En las zonas urbanas, la logística por sí sola genera entre el 30 y el 50% de los contaminantes atmosféricos. Estas emisiones contribuyen a la contaminación atmosférica, que causa más de 400.000 muertes en Europa cada año, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). La contaminación acústica, procedente de los vehículos pesados y las infraestructuras logísticas, también genera una gran molestia, especialmente en áreas urbanas. Estos dos problemas tienen un gran impacto en la calidad de vida de las personas y requieren medidas concretas para reducirlos (véase nuestro artículo sobre la logística urbana sostenible).
Los objetivos para 2030 son claros: reducir las emisiones de partículas finas, compuestos orgánicos volátiles (COV) y óxidos de nitrógeno en más de un 50%. Para ello, será necesario ampliar las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en las grandes aglomeraciones urbanas y avanzar hacia vehículos que cumplan la Normativa Euro 6 sobre las normas de emisiones de CO2 para vehículos pesados, y la Euro 7 prevista para 2027.
Hay más de 279 parques logísticos en España, que ocupan una superficie superior a los 83,7 millones de m2. El funcionamiento de los almacenes requiere un consumo energético continuo para tareas como la calefacción, la refrigeración de las mercancías, la iluminación y el suministro de energía a los sistemas de automatización. Por ejemplo, los almacenes frigoríficos consumen entre 3 y 5 veces más energía que un almacén normal.
Para hacer frente a este desafío en Francia, el decreto Éco Énergie Tertiaire (EET) exige una reducción del 40% del consumo energético final de los almacenes de aquí a 2030, en comparación con un año de referencia entre 2010 y 2019.
La construcción de infraestructuras logísticas contribuye a la artificialización de los suelos, lo que pone en peligro la biodiversidad al fragmentar los hábitats naturales de la flora y la fauna. Los almacenes logísticos representan más del 1% de estas superficies artificializadas en Europa. En España, aproximadamente 20.000 hectáreas de terrenos naturales y agrícolas se pierden cada año. En Francia, la cifra alcanza las 22.000 hectáreas.
En España, el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y la Ley de Suelo hacen hincapié en el desarrollo sostenible y el fomento del uso de terrenos industriales baldíos (terrenos previamente desarrollados) antes que de terrenos verdes, con el fin de limitar la expansión de la urbanización en áreas naturales y agrícolas.
En Europa, la ley sobre el Clima y la Resiliencia exige que el consumo de áreas naturales y agrícolas se reduzca en un 50% para 2031 (en comparación con 2021), con el objetivo final de lograr una Artificialización Neta Cero (ZNA), para 2050.
El desperdicio de recursos también es un gran reto para la cadena de suministro en su conjunto. Solo en la industria alimentaria, cada año se tiran 88 millones de toneladas de alimentos en Europa, de las cuales 1,2 corresponden a España. Algunos de estos desperdicios se deben a una producción excesiva, una trazabilidad insuficiente o el incumplimiento de las fechas de caducidad. Y lo mismo sucede en otros sectores. Sin olvidar la gran cantidad de envases de un solo uso y los materiales nocivos que contienen.
La Estrategia Española de Economía Circular, aprobada en 2020, tiene como objetivo promover un modelo de producción y consumo que minimice el impacto ambiental. Además, la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, aprobada en 2021, incluye un impuesto sobre envases de plástico no reutilizables que no contengan al menos un 30% de plástico reciclado.
Para hacer frente a estos desafíos, han surgido tecnologías e innovación que permiten a las empresas combinar rendimiento y sostenibilidad.
Echemos un vistazo a algunas de las soluciones más prometedoras:
La optimización de rutas es una de las formas más eficaces de reducir las emisiones de CO2. Herramientas como AntsRoute pueden crear las mejores rutas teniendo en cuenta el tráfico, las emisiones de CO2, las limitaciones de entrega y la capacidad de los vehículos. Gracias a estos algoritmos avanzados, las empresas pueden reducir las devoluciones en vacío y limitar el número de kilómetros recorridos.
La optimización de rutas no sólo mejora la eficiencia ecológica, sino que también contribuye a una mayor satisfacción del cliente, al ofrecer tiempos de entrega más precisos y una mejor gestión de las franjas horarias.
La adopción de vehículos de bajas emisiones es otra innovación clave en la transición hacia una logística más ecológica. Muchos transportistas están recurriendo ahora a soluciones eléctricas o combustibles alternativos como el BioNGV. Una empresa global como Leroy Merlin tiene como objetivo reducir sus emisiones de CO2 en un 72% de aquí a 2025 a través del uso de energías alternativas en el almacén.
Las empresas de transporte utilizan principalmente vehículos eléctricos y ciclo logística para las entregas de última milla en zonas urbanas. Se están realizando pruebas con empresas como CEVA Logistics para resolver el problema de la carga a larga distancia y extender su uso.
Además, están surgiendo nuevas tecnologías, como los camiones propulsados por hidrógeno renovable, aunque sus costes de adquisición siguen siendo elevados por ahora, como ocurre con los vehículos eléctricos.
Se están desarrollando soluciones multimodales como el software TVMS de Everysens y la barcaza de cero emisiones Ecofluv para hacer estas rutas más accesibles.
A principios de la década de 2020 blockchain parecía prometedor, pero los proyectos que se han puesto en marcha tienen dificultades para despegar. El gigante naviero Maersk puso fin a su plataforma digital Tradelens en 2023, considerándola “comercialmente inviable”. Al registrar cada etapa del recorrido de las mercancías de forma transparente y a prueba de falsificaciones, mejora la trazabilidad de los productos, reduce el riesgo de error y garantiza el cumplimiento de las normas medioambientales y sociales. Permaneced atentos a las novedades.
No obstante, están surgiendo nuevas soluciones, como las torres de control de pedidos (OCT), que ofrecen un seguimiento completo de los pedidos de principio a fin. Por ejemplo, la plataforma WIMO permite un seguimiento continuo de los flujos logísticos, lo que permite redirigir los pedidos en caso necesario. Esto evita interrupciones o pérdidas innecesarias, a la vez que garantiza una capacidad de respuesta óptima para mejorar la eficiencia operativa.
La inteligencia artificial (IA) y el big data están aportando soluciones revolucionarias a la logística verde. Estas tecnologías pueden analizar volúmenes masivos de datos para identificar patrones ineficientes u oportunidades de optimización. Por ejemplo, la IA puede predecir fluctuaciones en la demanda, lo que permite adaptar mejor los volúmenes de transporte y evitar devoluciones en vacío.
Los algoritmos predictivos también ayudan a anticipar averías y reducir el tiempo de inactividad de los vehículos, mejorando así la eficiencia de la flota. También pueden simular patrones de transporte, con soluciones de Gemelos Digitales como las que ofrecen DC Brain o Solystic. Junto con la optimización de rutas, estas tecnologías mejoran la sostenibilidad de las operaciones a la vez que mejoran el rendimiento económico de las empresas.
Este sector también se está expandiendo muy rápidamente. Muchos almacenes se están equipando con paneles solares o fotovoltaicos, reduciendo así su dependencia de los combustibles fósiles. La instalación de puntos de recarga para vehículos eléctricos, directamente en los centros logísticos, hace que la electrificación de las flotas internas y externas sea aún más eficiente.
Algunos fabricantes van más allá al adoptar estructuras de almacén pasivas que minimizan el consumo de energía gracias a un aislamiento térmico de alta calidad y a una ventilación optimizada. Estas innovaciones están ayudando a reducir significativamente la huella de carbono de las infraestructuras logísticas. Virtuo Industrial Property es un claro ejemplo de ello con sus proyectos cero emisiones netas de carbono. Su último centro, V. Park en Nantes (Francia), tiene una huella de carbono muy limitada, con una distribución interior y exterior que favorece el bienestar y la biodiversidad.
Tampoco hay que olvidar la gestión de los embalajes, dado su considerable impacto medioambiental: un 39% del impacto logístico global de los envíos de paquetes según un estudio realizado por La Poste en 2023. La reducción o adaptación de los embalajes y la reutilización de cajas de cartón, contenedores y material logístico por parte de empresas como Carton Vert, Paki Logistics o Actemium Tour Logistics ayudan a limitar la producción de residuos y a preservar los recursos naturales.
Actualmente, muchas empresas toman medidas para reducir el uso de embalajes no reciclables, favoreciendo materiales sostenibles o soluciones reutilizables. Pero también hay toda una nueva economía por construir, con un desarrollo masivo de la economía circular. Y la logística es la verdadera punta de lanza.
Las innovaciones tecnológicas en logística verde ofrecen soluciones concretas para reducir el impacto medioambiental de este sector. Desde la optimización de las rutas, que reduce el número de kilómetros recorridos y las emisiones de CO2, hasta la adopción de vehículos eléctricos, pasando por la reducción de los embalajes, los actores de la logística disponen ahora de herramientas eficaces para hacer frente a los retos climáticos.
Al adoptar estas innovaciones, no sólo puedes mejorar tu eficiencia operativa, sino también satisfacer las crecientes expectativas de tus clientes en términos de responsabilidad ecológica. AntsRoute, a través de sus soluciones de optimización de rutas, está plenamente comprometido con esta transición hacia una logística más verde y sostenible.
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